Las historias que solemos leer en libros, computadoras, e-books o tablets son más o menos reales en la medida de nuestra imaginación, sea esta excesiva o limitada.
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-CAPRICORN GAMES- |
En nuestras mentes solemos construir los mundos que sus autores nos describen. Sus personajes son pura y exclusivamente hijos de nuestra imaginación. Sus voces, su presencia física, sus actos y los sitios en los cuales se desenvuelven sus increíbles aventuras se transforman en realidades en los oscuros vericuetos de la psique humana.
Y es así que nos vemos irremediablemente transformados en virtuales dioses creadores de vastos universos nacidos a expensas de unas simples hojas de papel o los bits de una computadora.
Muchas de esos lectores pudieron ir más allá de los límites de sus cajas craneanas y las estructuras neurales que ella contiene, logrando plasmar en increíbles ilustraciones esos mundos apenas vislumbrados.
Tal es el caso del escocés Angus McKie, un acreditado ilustrador conceptual dedicado al género de la ciencia ficción y cuyos trabajos pueden ser vistos en innumerable cantidad de portadas de novelas y libros de ilustraciones publicados durante las décadas del 70 y 80; como Spacecraft 2000 to 2100 A.D. y Great Space Battle junto a Stewart Conley, Los Agonistas de Casey de Richard McKenna, War Whit the Robots de Harry Harrison, The Ship Who Sang de Anne McCaffrey, The Green Odyssey de Phillip J. Farmer y muchas obras más. Angus McKie tuvo la oportunidad de trabajar en el mundo de los comics, realizando la adaptación de un cuento corto de Dave Weir llamado “The Blue Lily” para la editorial Dark Horse, The Dome: Ground Zero para Helix, junto a Dave Gibbons, y la historia corta "So Beautiful and So Dangerous" para la revista Heavy Metal, que incluso llegó a aparecer como uno de los capítulos de la película animada del mismo nombre que fuera estrenada en el año 1981.
También ha sido un destacado colorista en varios comics de Dark Horse como Star Wars, Martha Washington y Heart of Empire.
Salvo algunas ocasionales excepciones, sus detallados trabajos se caracterizan por el amplio uso que le da a la gama de colores, una de sus especialidades, y por la casi constante presencia de la supertecnología que parece encontrarse muy por encima de los poco menos que patéticos seres humanos que se viven sus existencias en torno a ella.
Sus gigantescas espacionaves, sus megalíticas ciudades, sus robots, y sus maquinarias de alta tecnología parecen gigantescos dioses de acero y tuberías, en tanto que las criaturas vivientes son apenas unos meros monigotes que observan sobrecogidos, y un tanto aterrados, a sus ciclópeas creaciones.
Ese futuro diseñado de manera espectacular por Angus McKie aun se encuentra más allá de nuestros sueños más dementes pero, gracias a él y otros creadores de su nivel, esos tiempos que vendrán puede ser disfrutado por aquellos que aun conservamos el sentido por lo maravilloso.