A fines de la Segunda Guerra Mundial, el floreciente negocio del comics de superhéroes se sumergió en un pozo creativo y económico que llevaría a la pronta desaparición de las miles de publicaciones que habían hecho su aparición a principios de la década del 40.
Salvando personajes como Batman, Superman, La Mujer Maravilla y unos pocos más, el interés de los lectores por los justicieros disfrazados decayó de manera ostensible. Los terrores del reciente conflicto bélico habían cambiado la forma de pensar y los gustos del público, que se había hastiado de los guiones repetitivos y las ilustraciones de baja calidad.
El variopinto mundo de los superhéroes de la Edad Dorada había muerto.
Esta nueva situación le permitió a otras editoriales el poder traer al ruedo nuevas ideas que lograron ganarse el favor de los lectores, tanto niños como adolescentes.
Uno de ellos fue William F. Gaines que fundaría, en 1952, una revista de corte satírico que sería conocida con el nombre de MAD, una publicación que aun persiste en nuestra actualidad.
Bajo la égida del emblemático personaje conocido como Alfredo E. Newman, pudieron desarrollar su labor grandes ilustradores y guionistas como Harvey Kurtzman, Sergio Aragonés, John Caldwell, All Jaffee, Antonio Prohias, Bob Clarke, Jack Davis, Mort Drucker, Wally Wood y Frank Frazetta, tan solo por nombrar algunos de los más conocidos.
Quizá uno de los representantes más característicos de la locura contenida en las páginas de MAD, fue sin duda alguna el creador de las más estrafalarias onomatopeyas que hayan sido conocidos a lo largo de la historia de los comics. Dicha persona fue Don Martin.
Este innovador del humorismo norteamericano nació en la ciudad de Paterson (Nueva Jersey) el 18 de mayo de 1931. A los 18 años comenzó a estudiar dibujo en la Newark School of Fine and Industrial Arts y en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts.
Luego de realizar algunas ilustraciones para tapas de discos de la Prestige Records, Martin comenzó a trabajar para la revista MAD a partir de septiembre de 1956.
Durante más de 30 años se encargó de producir una innumerable cantidad de gags, con títulos tan estrafalarios como “El Día Nacional del Traje de Gorila”, “Un día tranquilo en el Central Park” “Una tarde en una Terminal de Omnibus” o “Don Martin Echa una Mirada sobre Superman o Tarzan”, en donde campaban a sus anchas y con total maestría el humor ácido, el ridículo, la ironía y el desparpajo.
Sus estrambóticos monigotes con cara de idiotas, ojos y narices descomunales, pies articulados, ademanes exagerados y un inexistente sentido de cordura, se desplazan y vivían sus existencias en un universo en donde todo podía ser posible. Un lugar donde los escupitajos, los resbalones con cáscaras de banana, los gases intestinales y las deposiciones perrunas tenían sus propios sonidos que le eran característicos.
Por desavenencias con Gaines por los derechos de sus obras, pues este último no quería que su creador publicara en formato de libros los dibujos que había realizado para MAD, Don Martin abandonó la editorial en 1987 y comenzó a trabajar en una publicación de la competencia conocida como “Cracked”. Posteriormente editaría su propia revista llamada “Don Martin Magazine”.
A pesar de padecer una enfermedad degenerativa ocular, este caricaturista no dejó de trabajar hasta 1990. Víctima de un cáncer, Don Martin murió en Florida en enero del año 2000.
A lo largo de su carrera profesional recibió gran cantidad de premios a su obra creativa, entre los que se cuentan el Ignatz Award (1980), el premio especial de la National Cartoonist Society (1981-82) y su obra fue incluida en el Comic Book Hall of Fame en 2004.
-GALERÍA DE IMÁGENES-
En 1977, la Editorial Magendra (propiedad de Osvaldo Ripoll) publicó la edición argentina de la revista MAD que logró tener un notable éxito entre el público vernáculo.
La censura de los años de gobierno de facto, que miraba con malos ojos algunos chistes contra el clero o las instituciones militares, hizo que terminara de manera brusca su andadura en 1978.
Salvadas de una inclemente inundación que destrozó varios libros y revistas, aun conservo unos cuantos ejemplares en bastante buen estado. Hago destacar que varias de las reproducciones aquí presentes aquí pertenecen a scaneos propios de dichos ejemplares.
Las rimbombantes onomatopeyas es una de las características más distintivas del genial Don Martin
Sin alguna duda, uno de mis chistes favoritos...
Ni siquiera los grandes superhéroes de la Marvel y DC se salvan del ridículo...