POR AMOR A BATMAN

TIM SALE

Batman, creado por Bob Kane en 1939, fue dibujado a lo largo de sus 73 años de existencia por los más grandes dibujantes llegados desde todos los lugares de mundo. Cada uno de ellos supo plasmar las aventuras del hombre murciélago a partir de sus diferentes maneras de ver a un auténtico icono de la historieta. He aquí algunos de ellos.

LA OBSESIÓN DEL BATICINTURÓN

Por Juan E. Fernández

Publicado originalmente en la revista Barrio Jalouin Nº 2 (1993)

ALEX ROSS

Siempre consideré al hombre murciélago como el único superhéroe auténtico. A diferencia de otros, Batman es un auténtico hombre que se hizo a si mismo, modelado con pesas y pacientes estudios. Sus habilidades y poderes no son el resultado de ningún accidente científico ni es miembro de una cultura extragaláctica, ni sobreviviente de una antigua raza de magos.

Como nací en 1961 viví en forma simultánea la influencia del comic y de aquella vieja serie protagonizada por Adam West y Burt Ward. Esos capítulos, vistos una y otra vez durante años, modelaron mi sentido del humor. La asumida vulgaridad de sus decorados, la extravagancia pop de sus afectados personajes, la insoportable trivialidad de las chicas con peinados B´52, dejaron en mi generación la huella indeleble de un mundo bizarro e irónico.

Tal vez el elemento que más me impactó del enigmático justiciero fue su baticinturón, gadget múltiple que alberga infinitas previsiones y recursos, desde detectores electrónicos hasta sogas indestructibles; desde neutralizadores de gases tóxicos hasta comando teledirigidos o repelente de tiburones.

Durante mi infancia debí conformarme con simulacros realizados con cinturones viejos y monederos en desuso, llenos de maderitas y juguetes. No obstante, tenía la convicción de que algún día materializaría mi deseo y podría portar disimuladamente soluciones tentativas para miles de problemas cotidianos que martirizan nuestras vidas con sus abruptas emergencias.

JIM LEE

A los 17 años comencé a trabajar en una importadora de té y whisky. No recuerdo si fue exactamente el primer sueldo o el segundo, pero apenas reuní dinero me compré un bolso de fotógrafo con gran cantidad de reparticiones, las llené con los más variados elementos: navaja suiza, set de dstornilladores y llaves, analgésicos y desinfectantes, pinzas cocodrilo, cordeles, encendedor, brújula, calculadora, cinta adhesiva, plano de la ciudad, cámara fotográfica, guía de datos útiles y lupa, entre otras cosas.

Mi casera aproximación al baticinturón funcionó durante un tiempo. Problemas mecánicos de grabadores y tocadiscos, cueritos viejos, magullones y dolores de muela, escurridizos conductores que ya fotografiados no podían omitir la asistencia a un accidentado, eran los objetos más comunes de mi heroísmo barato y doméstico.

Con el tiempo se me fue haciendo muy pesado transportar permanentemente tantos recursos y mi obsesión previsora dejó lugar a otro orden de delirio. Sin embargo, en los últimos meses, he notado que hay demasiadas cosas que no funcionan: ascensores que se atascan; cisternas rotas; cortes de luz; invasiones de hormigas en la cocina de mi tía; represión en los conciertos de rock que generalmente no quedan documentadas; odiosos jefes que se retiran felices de su oficina luego de haber basureado a sus subalternos sin que un miserable clavo perfore las cubiertas de su BMW… en fin, demasiadas cosas.

NEAL ADAMS

Antes de escribir estas líneas desempolvé mi viejo bolso. La cinta adhesiva estaba seca y la película de la cámara vencida, pero como compensación cuento con un grabador que tiene la mitad del tamaño que el que usaba antiguamente.

Creo que el mundo necesita nuevamente de sus héroes.

GALERÍA DE IMÁGENES

-ENRIQUE ALCATENA-